Amado y odiado a partes iguales, Pérez-Reverte no es de los que dejan indiferente. Muchos de esos que se valen de las trincheras para intentar enfrentar a unos con otros le temen porque saben (por propia experiencia en muchos casos) que el escritor no se anda con chiquitas y si tiene que poner a alguien en su sitio no le va a temblar el pulso, ya sea de la trinchera de los de un lado ya sea de la trinchera de los del otro.
Aún así, coincidiendo en unos casos y discrepando en otros, sus reflexiones no deberían caer en saco roto porque en la mayoría de los casos no andan demasiado desencaminadas. Andamos a vueltas con el tema catalán desde hace unos meses y a veces uno se pregunta si lo que puede estar sucediendo es que un árbol no nos está dejando ver el bosque…
Aquí unas cuantas reflexiones de Arturo Pérez-Reverte a golpe de tuit:
Washington Post, The Times, Le Monde, cuestionando la democracia española. Más que el problema catalán, lo que me aterra es la incompetencia de este Gobierno de mediocres ineptos. Su incapacidad para desmontar en el extranjero la campaña de desprestigio contra el Estado español.
— Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte) 28 de marzo de 2018
Incompetencia de este Gobierno de mediocres ineptos. Siete palabras, siete. Suficientes.
A veces me pregunto si realmente el Estado español merece sobrevivir a sus propios complejos, contradicciones e incompetencia, o en realidad lo que merece es irse directamente al carajo. Y no me gusta nada la respuesta que se me ocurre. Ojalá ustedes tengan otra mejor.
— Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte) 28 de marzo de 2018
Mejor no responder, porque coincido con él…
Y como colofón, el resumen:
Ayer me dijeron algo que, reformulado, tal vez resume y/o explica los últimos 500 años de nuestra historia: España es un Titanic con capitanes incompetentes y pasajeros aplaudiendo y haciéndose selfies con el iceberg.
— Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte) 29 de marzo de 2018
Hay para todos, capitanes incompetentes y pasajeros que mientras nos hacemos selfies con el iceberg aplaudimos…
Y me pregunto yo: ¿Y Mariano? Mariano, a verlas pasar, como siempre.